SELECCIÓN MEXICANA

El estancamiento del futbol mexicano es culpa de los directivos

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Por Héctor Cantú

El preponderar el dinero por encima de los proyectos deportivos sigue siendo fatal

No han pasado ni dos años de la debacle de la Selección Mexicana en el Mundial de Catar 2022 y las promesas, hehas a posteriori, han quedado descubiertas como un discurso mentiroso y momentáneo que solo sirvió  para apaciguar a la prensa, a la afición y para mantener el negocio intacto.

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Y no tiene que ver con Guillermo Ochoa, ni Jaime Lozano...

Los menos culpables son los directores técnicos que han asumido el papel de mandamases del cuadro mexicano en los últimos años. Tampoco son, casi en su totalidad,  los futbolistas;  esta camada de jugadores que ha demostrado que no están al nivel emocional ni de entrega que demanda un combinado nacional y que no se han cansado de 'arrastrar la cobija' en torneos importantes.

Desde el sitio de honor de saberse intocables e inamovibles, son ellos los que manejan los hilos de un equipo que hoy carece de total identidad y mucho más, de buen futbol.

Sin embargo, los verdaderos culpables de la debacle del futbol mexicano son los directivos y sus proyectos inservibles para generar nuevas camadas de futbolistas. Desde la comodidad de sus sillones ven entrar y salir millones de dólares. Mientras las cuentas salgan y haya números en positivo, todo está bien, sin importar que se hunda la generación de nuevos futbolistas de calidad de exportación.

Cuando se tiene la oportunidad de cambiar el negocio, se le da la espalda por el riesgo económico que conlleva. Cuando se pide ser insistente en la generación de estructuras de fuerzas básicas importantes, la negativa conlleva la justificación irracional de ser una inversión a muy largo plazo. Lo más cómodo: que los millones sigan entrando en el corto tiempo.

Y así se ha transitado por tres ciclos mundialistas. Brasil 2014 fue la última ocasión en la que se vio un equipo con un poco de alma y de estructura futbolística. En Rusia, se avanzó a la ronda de eliminación directa con muchos problemas, evidenciando una crisis incalculable y aún así no se tomaron cartas en el asunto.

En Catar se tocó fondo y las cosas han seguido igual casi dos años después. La misma generación de futbolistas, las mismas estructuras en la liga doméstica, las mismas carencias en las fuerzas básicas, la misma basura, solo que acomodada debajo de la alfombra.

La crisis llega en este momento, cuando como ‘bomberos’ se busca apagar el fuego que ha crecido y lo ha consumido prácticamente todo. El Mundial, en casa, está a la vuelta de la esquina y parece que todo está puesto para que México vuelva a hacer un papelón de escándalo internacional. ¡Vaya anfitrión que será el Tri en 2026!

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